Existe un dicho común que dice “amor de lejos, amor de pendejos” (disculpas por la crudeza de la palabra con p), y tal vez no falle en la idea, quizás quien la haya dicho fue uno de esos casos donde la experiencia se antepone para hablar o escribir con toda la autoridad posible del tema.
La distancia jamás será un lazo seguro para que las relaciones sentimentales funcionen, lo sé por experiencia (pero ese caso no interesa). Mi amiga, una de las mejores en esta ciudad de amistades dudosamente confiables, me ha contado de que su relación con fulano marcha bien, de que el amor entre ambos es incorruptible; solo encuentro un pequeñísimo error en lo que me cuenta: él vive fuera del país por más de un año.
No sé cómo podría continuar una relación sentimental cuando los involucrados en ella no tienen el contacto físico (besos, caricias) y emocional (secretos, susurros al oído) que toda relación necesita para confirmarse, sí muchos dirán que la confianza lo puede todo, pero en la actualidad nada es seguro.
Ahora ella espera que su amor cada día encuentre mayor solidez (es una soñadora que rechaza la realidad) con su pareja, yo lo dudo, un año no pasa en vano, y las personas cambian, las relaciones se trastocan, se acondicionan al espacio. Quizás no quiera aceptar que su “relación” ya no es existe, y que solo es un recuerdo de algo que fue y acabó. El amor es frágil, muy frágil de conservar.
En la foto el vivo retrato del dolor
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