martes, 21 de agosto de 2007

De cómo decidir el nombre de tu hijo





El próximo año nacerá mi primer hijo (quizás hija, aún no lo sé) y el decidir su nombre se nos ha vuelto por ratos un dolor de cabeza (digo nos porque mi esposo también está en la colada). Y es que no es tan sencillo como antes lo era para nuestras abuelas y madres, porque ellas no tuvieron toda la delicadeza de investigar tal o cual nombre poner a cada uno de sus hijos, por ello podemos reír de nuestras tías, tíos y sus pomposos y cómicos nombres con aire griego y también los propensos al apodo sencillo.
Descartamos Manolo, porque sería en la escuela un mongolo (así le dirían quienes se divierten a costilla de otros); Roberto, tan boberto que terminaríamos creyéndonos el cuento; Tiófilo, no, ni en la peor pesadilla; Agapito estaría bien si es que le tuvieses odio; Menudencia, uff, detestamos las sobras de los cadáveres; Carlos, bueno, pero además incluiríamos un número para distinguirlo de los tantos ya existentes.
Acepto la dificultad y responsabilidad que significa el poner nombre a un hijo: es el que lo acompañará toda la vida (auque podría darse el caso de que una vez mayor de edad se revele contra sí mismo y cambie de nombre). Pero aún queda tiempo para decidirlo, continuaremos revisando la lista...
Quizás así de chocho se vea mi esposo y mi hijo(a), ojalá y no tan afeminado (por la flor) je je...

1 comentario:

alexis cuzme dijo...

ja ja, buenazo eso de los nombres, ojalá y no se te ocurra poner Manolo. uffffffffffff